Por Roy L. Jacob

rljacob@hotmail.com

lunes, 11 de julio de 2016

¿Y vamos a borrar la historia?

Antonin Artaud
¿Y vamos a borrar la historia?

   Borrar la historia del cuerpo del psicoanálisis, como noción fundante, es desconocer ese momento inaugural en el que Lacan le otorga todo su peso[1]. Es, por lo tanto, privilegiar la Obra por sobre el texto. Este privilegio macera políticas poslacanianas que venden las reliquias del maestro todas manoseadas y como si fueran una Obra. Una Obra caracterizada por dos atributos: a la espera y desordenada. O quizás porque está desordenada es que está a la espera. Los lugares se distribuyen, la espera cae del lado de los hambrientos y el ordenamiento del lugar del otro. Ahora bien, está muy claro que ese otro goza de una posición despótica respecto de la Obra. No es de extrañar que en semejante contexto otras voces reaviven la idea de la muerte definitiva y eficaz del Gran Otro como sedimento del fin de análisis. Los parentescos se propagan  por el lado de los hermanados en los márgenes y las voces se multiplican. La reescritura de la historia, en tanto que formaliza una lectura permite que se desprenda, tallado, el titular de los ideales. ¿Y vamos a borrar la historia? Idea ingenua la de creer que lo borrado no es, también, una escritura, así como lo tachado.
R.L.J.









[1] Hago referencia al “discurso de Roma y al seminario de los Escritos.

0 comentarios:

 
Copyright 2009 Psicoanálisis coloreado. Powered by Blogger Blogger Templates create by Deluxe Templates. WP by Masterplan