La
marca de lo singular que grita en las calles
Es absolutamente necesario que la marca de lo singular
salga a gritar por las calles. Es necesario que el efecto patologizante que
gravita en las nuevas eróticas caiga por el grito. Pero no se entiende por qué la
sexualidad en su descorazonamiento le gritaría al psicoanálisis, como si
éste hiciera emerger otra caricatura del deshilachado padre moderno. El
psicoanálisis permite que haya una escritura sobre la marca herrumbrada de la
sexualidad. Marchar no es lo mismo que hablar. Hablar no es lo mismo que
nominar. Nominar no es lo mismo que
escribir. No cualquiera puede nominar algo. No cualquier puede escribir. El
psicoanálisis permite ponerle un nombre al sexo.
Sexo chiquito,
sexo largo, sexo rápido, sexo extendido, sexo desexualizado, sexo precoz, sexo
tántrico, sexo mudo, sexo automovilistico, masturbatorio, dilatado, efímero,
paseante, violento, sexo múltiple, sexo padecido, sexo borracho...
En estas adjetivaciones decir sexo
masculino/ sexo femenino no es decir mucho.
Ubicamos la aparición audible del motor, de la meta y del objetivo, como ganancias que quedan par a aquel que se sienta detrás del diván a escuchar.
Ubicamos la aparición audible del motor, de la meta y del objetivo, como ganancias que quedan par a aquel que se sienta detrás del diván a escuchar.
R.L.J.
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